Calentita nuestra niña. Primera crónica


Los doctores siempre te dicen que pongas el termómetro para saber la temperatura de un enfermo, pero si alguno de nuestros seres queridos tiene fiebre sólo necesitamos tocar su frente o el vientre... Siento que es lo que me ha pasado. Acabo de llegar de Cuba y no me hacen falta ya cuentos de nadie: la he visto con mis ojos, "los del corazón" que es como se ve bien. Y sí, "nuestra niña" está calientica.
Estar en casi toda la isla este julio del 2009 era para mí algo necesario y vital, lo sabía desde hacía tiempo y ahora tengo la certeza, ya conozco el "tamaño de la fiebre". Sé lo que hay de salud y de enfermedad.
Casi a diario conozco de mis fuentes más fidedignas: hermanos, sobrinos y amigos, lo que les acontece en el día a día (ese es un termómetro). Leer la prensa de "todos los bandos" es otra de mis obligaciones diarias. Son mis tácticas de arraigo en ésta forma algo loca que tengo de vida física en un país y vida espiritual en otro. Con eso digo que no me faltan conocimientos, pero, como dice la tesis marxista, el único criterio de verdad lo tiene la experiencia práctica. Por eso ahora puedo yo hablar, porque ya me entró Cuba por todos mis sentidos. Tal vez debí llevar un diario. Es bueno si se está viviendo con intensidad, pero no lo hice. Era muy difícil. Ningún día empezaba ni terminaba en horas parecidas y tenía ganas sólo de vivir el momento. Ahora se perderá inmediatez, pero contaré.
Quiero que me hagan preguntas, las que quieran. Y que los amigos y parientes pregunten por lugares y personas, porque fui, en todo tipo de transporte, a casi todos los lugares que pude. Y ví a tantos parientes, conocidos y amigos que ahora mismo puedo hablar más fácil de los que, a pesar de mi necesidad y empeño, no pude ver por "equis" o por "ye".
El poder de la síntesis es privilegio de grandes escritores. Yo quería en este primer escrito decir cosas estupendas, que resumieran. Luego encargarme de lo anecdótico y más superficial. No he podido.
Reconozco que vine reanimada, como siempre, alegre a la vez que triste y pesimista. Todo con causas.
Me estoy acordando de Silvio: "no quiero contar las manchas en el sol, pues sé que en una sóla cabe el mundo". Y a la vez yo tan martiana recuerdo que como él sigo prefiriendo ver la luz porque el sol " quema con la misma luz que calienta". Ser agradecidos. Todavía me creo una niña, una adolescente y hasta una joven privilegiada. Debería ocurrirnos a muchos de los que como yo estamos en la segunda mitad de los cuarenta. Pero que agradezca el que tenga qué agradecer y hasta dónde tenga que agradecer. Lo que fue y no es es como si no hubiera sido, así reza el viejo proverbio.
De la Cuba "socialista" que vivimos sólo quedan recuerdos junto al repetido discurso de las personas que quieren vivir de ese cuento, que se aprovechan de él y tratan de engañar. Pero engañados ya no vi, más bien desengañados, deprimidos, sin ideales, sin perspectivas. Hay una esencia en el cubano medio, es algo indefinible para mi, tal vez lo mágico: lo más trágico puede que empañe la alegría pero jamás se la lleva y es contagiosa. Si hay que reirse y llorar se hace...pero que no falte la risa, esa es la terapia que tenemos los cubanos.
Me enseñaron a decir la verdad, a defender lo puro y lo justo, siento que sigo siendo fiel a esos que fueron y serán siempre mis principios. El viaje de ida y vuelta a Jordania por encima de Francia fue impactante para mí,y no es el Sena, ni la Torre Eiffel, ni los perfumes que me eché en el aeropuerto. Es ver aquel país con millones de cuadritos verdes (sólo no cultivan las altas montañas alpinas) y haber atravezado Cuba antes y verla cubierta de Marabú. Que no haya petróleo, ni industrias, vale (la crisis, el bloqueo, el derrumbe socialista...). Pero que un aguacate (los más grandes que existen se dan allí, sin regadíos y sólo hay que recogerlos de los áboles) valga hasta veinte pesos y una papaya treinta (eso si la encuentras, de eso... ¿a quién culpar?. Hay una cita martiana que me sé hace tiempo y dice "El que manda a los hombres ha de cuidar de ellos y si no los sabe cuidar, no los puede mandar", (creo que es a su vez del Padre Las Casas...no estoy segura). Pero así voy a terminar "esto" que se puso largo, ya no nos están cuidando...entonces...¿?