La casa de la pradera.

Para Mabel, Iris y Xiomara, las amigas que comparten mi "nosotras".


"Nosotras" éramos cuatro: Mabel y Xiomara que se fueron a especializar en lingüística e Iris y yo, las literatas. Esas y algunas otras nimiedades nos separaban a veces, pero sólo de forma aparente; un hilo invisible nos mantenía muy atadas. Nos sabíamos sin contarnos nada, sabíamos cómo íbamos a reaccionar, que haríamos y que diríamos en cada situación posible a enfrentar. Esto pasaba no porque fuésemos muy similares y menos predecibles, era el misterio más sencillo y común que existe: la amistad profunda, ésa que sale de la entraña  de uno mismo. Te sientes cómplice en todo, crees  a veces que ese otro eres también tú. ¡Que días!  El "drama" cotidiano que traíamos a cuesta lo hacíamos una "tragicomedia", búscabamos alguna salida y acabábamos divertidas, creo que el sonido de nuestras risas al unísono está entre mis sonidos preferidos, puedo oírlas ahora mismo y sonreir, como hago.
En la "cosa" familiar, la Xiomy y yo nos parecíamos bastante. Procedíamos de familias campesinas, padres algo mayores, todo muy estable. Con muchos hermanos, teníamos bastante historias, pero felices. La Mabe y la Iris andaban más por lo trágico. A la primera se le separaron los padres por esos años, con historias de traiciones y naufragios, y de sus tres hermanos... !huyuyui y solavaya!  no pasaba una semana sin algún conflicto, y ella con aquella entereza sirviendo allí de espina dorsal y sin descuidar sus estudios. Lo de Iris era suave, su padre había muerto en un accidente siendo ella aún muy niña. Tenía un casi padrastro, semimarido de la Carmen. Era un zapatero artesano que les regaló una vida cómoda,  le hizo a ella siempre unos zapatos especiales para sus especiales dedos gordos, era un buen hombre salvo que amanecía cada día con su otra familia y eso nos entristecía. Luego el Pompy, la tía "escoria", las queridas primas, los amigos, los maridos, los enamorados. Iris es desde siempre un mundo de gente variopinta a los que nos enseñaba a querer aún sin verlos.
 Me contó Mabel que un día yo dije que con la separación y el tiempo se perdería nuestra amistad, yo no me acuerdo ahora  si lo que Mabel dice es verdad, pero me alegro que la vida demostró lo contrario. Ya pasaron veintidós años y aquí estamos, y seguimos siendo "nosotras".
La idea vino de Iris, ella fue la primera que habló de la "casa de la pradera". Era un lugar  idílico para nosotras, donde  estar juntas, reunirnos cuando ni el edificio de nuestra beca, ni nuestros hogares estuvieran ya. Sería un lugar lindo, un lugar para siempre. Cuando no había nada importante que hacer imaginarnos allí era uno de nuestros pasatiempos. Cuando en el último año di inicio a mi "amorío" árabe, se habló también de la "casa de las arenas". Nada, que aunque me largara lejos habría un lugar.
Acá estoy ahora, muy cerca de desiertos, con mis cuatro palestinos en Ammán, y hasta acá han llegado desde siempre sus amores, sus nostalgias. A esa "casita de arenas" donde seguimos siendo "nosotras".  Iris está casada con un cubano-americano y tiene una hija  y una casa en una ciudad cerca de Miami, según me ha contado y he visto, se parece a la que soñó para nosotros. Me dice que hay árboles con pajaritos...!y hasta ardillas!. Para llegar hasta allí salió a oscuras del puerto La Isabela, después estuvo en la Base Naval de Guantánamo y vivió mil historias que no sabemos con detalles. Con Xiomara pasó algo atípico, se la encontraron unos primos españoles que  fueron investigando por los Herreras. Pasaba mucho trabajo viajando a diario de Jarahueca a Santi Spíritus y la ayudaron a comprarse una casa que pudo hasta legalizar (cosa rara). El padre de su única hija se fue a EEUU, ya no tiene la familia feliz de que les hablé sino a su madre Esperanza en una silla de ruedas, a la que cuida con esmero. Ya ha comenzado a llenar los papeles, quiere ser española, quiere y necesita serlo, supongo que un día tendremos en la "madre patria" otra casa de la pradera.
La Mabe. Su problema, entre otros muchos, ha sido el no tener casa. Lo último ha sido lo de su tía con cáncer, que no tuvo hijos y por la que nadie quiere sacrificarse. Sabiendo que Mabel, con un salario de miseria y dos hijos pagaba un alquiler no le ofreció su casa. Ahora quiere hacerla su heredera, o lo que es lo mismo, quiere que la cuide. Pero dejé a Mabel pensando  más en la otra opción: su padre que desde hace años vive en EEUU ha ido de nuevo y han comenzado los trámites para la reunificación familiar. Allá la espera Iris, que ya le ha ofrecido su casa.
¿Qué dicen? Parece ser que "La Casa de las Praderas" que soñamos en Santa Clara no estará en Cuba, pero  estará. Tal vez lleguemos a ancianas y no volvamos a estar juntas, las distancias físicas nos alejan, pero la lealtad y el amor nos une.
No se desalienten compatriotas que "nostalgian" amigos regados por el mundo, existen lugares comunes, no sólo en el pasado. Hay que soñar con el futuro: tendremos "una casa en la pradera"

La Mabe                                          La Xiomi                                        La Iris(o Isis)

 
Nota:
Eran los años 80 en Cuba y apenas algunas hacian fotos en blanco y negro,...! pero que bellas! La chaqueta era propiedad de Iris, pero a todas nos gustaba sobre todo a mi, a veces ella se la ponía.







De una sola manera


"De una sola manera se pronuncia tu nombre

en tus pliegues antiguos nada malo se esconde

como todas las cosas que nos hacen mejores

te secuestran algunos con siniestras razones

En la noche más negra una luz al final

nos anuncia que afuera la costumbre es estar

de una sola manera se pronuncia tu nombre..."

En busca de salidas...

"...una vez me puse a pensar lo bonito que
sería que todos los cubanos nos fuésemos a la
orilla de la Isla y, con los remos en el agua, nos pusiéramos
a remar y  remar y nos lleváramos al país de paseo,
navegando por los mares y rompiendo el agua por la
proa de Maisí."
Onelio Jorge Cardoso
Tomado del cuento "Me gusta el mar"

!Qué bonito! Es una fantasía preciosa... ¿lo pueden visualizar? Yo sí... ¡Cuba entera paseando por el mundo, con tanta gente que nos quiere! Los primeros en salir a recibirla seríamos los que salimos antes, los que volamos en aviones, o los que salieron también remando en sus balsas, que estamos aquí y allá, en "todos los puertos", algunos inimaginables.
Pues ése de los cuentos de Cardoso fue uno de los libros que traje en este último viaje. Le echaba de menos a los cuentos de “El Cuentero mayor" y como me los sé casi de memoria abrí al azar y salió éste, justo cuando había leído un correo de una amiga que comenzó los trámites para la llamada "reunificación familiar" y estaba yo meditando muy triste sobre una realidad que me impactó por sobre casi todo lo demás: en todas las visitas que hice siempre salió en algún momento la historia del que está haciendo tal o cual papel para emigrar, buscando abuelos españoles (hasta los negros sueñan con un abuelo Federico) o parientes en cualquier nación.
Escuché sobre los descendientes de haitianos que ahora, orgullosamente, buscan las certificaciones de nacimiento de padres y abuelos para lograr la ciudadanía haitiana y al menos salir a Port au Prince a comprar ropa para revender en Cuba. Los que cuidaron de pequeño en Cuba a mi palestinito resultaron descendientes de judíos y se han ido a Israel. Los que no encuentran posibilidades de ese tipo pues a pedir misiones, adonde sea y después “ya veremos”... Los más desesperados siguen fabricando balsas de esas de las que tantas se ha tragado el mar.
Recordé ahora un chiste que desde hace mucho llevamos y traemos los cubanos, es el del chinito parado frente al malecón habanero que piensa en voz alta mientras mira al mar: "Si se secala", lo escucha algún agente del gobierno y le pregunta "¿que harías chinito si se secara el mar?" y él temeroso contesta: "chinito semblalía toíto de aloz". Yo creo que ahora el chinito y muchísimos cubanos saldrían disparados en todas direcciones, pero creo que si se sembrara, que si se le entregara hoy la isla a los cubanos para que la vivieran y trabajaran con más libertad, no querría nadie que se secara ese mar tan bonito y les gustaría, si su economía se lo permitiera, sólo salir de viaje, como cualquier otro ciudadano en el mundo, y luego volver a lo suyo.
Cuando los oía  y contrastaba lo feliz que me sentía  por el hecho de estar allí , con ellos, de lo diferente que te sabe hasta el aire porque es el que tuviste desde niña...Y sentirte con derecho a todo, aunque parezca que no tienes casi ninguno,  pero eres de allí, pueden estar  camuflageándotelos, pero  sientes que sí, que son tuyos. Y  lo que pasa cada día  te importa. No ocurre así cuando resides en país ajeno, puedes seguir sintiéndote muy digna como ser humano, pero pierdes el ser social, algo te falta para siempre, en esas otras tierras los problemas son de otros y te queda sólo sobrellevar tu vida y pensar en tu Isla y desearle cosas buenas. Quieres decir eso, y que afuera es difícil, pero te atragantas al pensar que tus hijos estan protegidos en un cómodo apartamento, que pueden escoger qué comer cada día. Les dices que piensen en otras soluciones, que el exilio es una salida difícil, que la cosa no es irse. Entonces te aparecen las "mil historias" que repiten palabras como:" lo intenté", "quise", "traté","probé",  y detrás los : "no pude", "no dejan", "no se puede", "no me alcanza", "no aguanto". Siempre perdía con mis argumentos, algunas veces ni los dije. Esta vez fue algo alarmante, me sorprendieron personas de las que nunca esperé oir hablar de emigración, gente que creí que nunca huirían.
Lo más triste es que a pesar de esa locura llamada Universalización de la universidad y que le permite a cualquier fronterizo licenciarse al doblar la esquina de su casa, porque hay sedes universitarias en municipios casi despoblados, no logran incentivar a jóvenes que ven en esos "títulos" impedimentos a la hora de salir del país, porque deben cumplir un servicio social o esperar una liberación de un ministro, o porque sencillamente, no ayuda un título en la lucha por la supervivencia de la Cuba de hoy. Un guardia de seguridad que pueda "resolver" es más admirado que un médico con su andar por pueblos y ciudades a ver si encuentra "algo" en algún mercado. La salida no es estudiar, ni es trabajar mucho, no pagan por rendimiento y casi nada es productivo: La salida es salir

La Melvis "pampea" por su respeto.



Yo digo lo de "pampea" porque ha estado en la pampa argentina, en la Patagonia, en unos pueblecitos maravillosos y con gente especial. Ahora ha vuelto a Buenos Aires y seguirá por esos lares hasta que termine el mes de octubre. Y digo tambien "por su respeto" porque este viaje es cortesía de personas que respetan y valoran su amistad.
La Meme, como se le dice en familia es indispensable para sus once hermanos. Todos la necesitamos y contamos con ella con una frecuencia tal que constantemente me pregunto cómo alcanza para todos, porque cada uno va convoyado con su respectiva familia... Papi se fue poniendo viejo y un día se fue, pero ahí estaba ella, desde antes, desde siempre, que le había heredado ese carácter enérgico y fuerte, que te hace escuchar y casi siempre obedecer, porque entiendes que vió antes y lo vió  todo más claro, con sus causas y consecuencias. Lo que personas normales no se atreven a decir ella lo hace y sin anestesia, como decimos,..." al duro" y primero choca pero luego, convence porque sabes que te quiere y te quiere bien.
A ella llegamos todos (es además, la única en la capital) cargando los problemitas o problemones y ella se toma sus pastillitas de trifuperazina y clorodiazepóxido y reparte a los que ve nerviosos, y como por magia todo empieza a resolverse, hasta el cáncer terminal, si no creen, pregúntenle a mi hermana mayor...
Muchos dirán que es lógico, que para eso es la familia...Pero igual es con los amigos, los de hace cuarenta años o más casi la edad que tiene, como Merita o Margarita y que siguen en primera línea, como a otros tan recientes como hoy mismo. Creo que cada día conoce a alguien, creo que cada día le dice a alguien lo que debe decir o hacer ante alguna situación. He visto que algunos le fallan, la hieren momentáneamente. Ella los asusta o espanta con alguna de sus exageradas sinceridades, pasa un tiempo y descubres que han vuelto...y ahí se la encuentran lista para requererlos y ayudarlos y volver a confiar en el tesoro de la amistad. Ahora, con los tiempos modernos, se agregaron los amigos virtuales, esos que va encontrando por su trabajo o no sé por dónde. El otro día hacía una carta para explicar a todos quienes éramos cada uno porque se la pasa haciendo correos colectivos para ahorrar tiempo.

Sí que se hace querer y respetar esta hermana mía. Por eso en este octubre, el día de su cumpleaños ha estado llorando de emoción allá lejísimo, con mucho frío y también calor de amigos. Unos que ya conocía y otros que recién conoció, hasta unos pingüinitos pequeñitos la saludaron.

Si en balanzas se pusiera todo lo que ella da y lo que recibe pienso que siempre bajará hasta abajo la primera, pero qué feliz estoy de que por estos días haya tenido ella su recompensa. Está maravillada y muy agradecida, pero sepan que si todos los que la queremos y le debemos pudiéramos organizarle un viaje esa señora podría conocer otras estrellas y galaxias. Gracias Belkis, Migue, Dany y los otros.

Yo.

Gente genéticamente solidaria.

Nací en Camaguey, en 1964. Supe enseguida que junto a otros millones de compatriotas, construía un "Estado Socialista" en cuyos principios básicos estaba la solidaridad y el internacionalismo. Relaciono con eso las consignas que decía y los muchísimos cubanos que desde aquellos años iban a los lugares más insospechados del mundo. Pero los cubanos desde siempre, han sido por regla espléndidos, generosos y sacrificados, creo que mi gente es genéticamente solidaria.
La connotación humana y personal de esa bella palabra la asocio a muchos hechos y personas.
Mi madre Melitina nunca tuvo nada de ella, repetía en el menú familiar el llamado por ella "sopón de arroz". Era mágico porque crecía con medio vaso de agua a la llegada de cada comensal. Recuerdo que a todo el que entraba por la puerta de mi casa antes de mediodía era invitado a desayunar, si venía pasado el medio día y hasta las seis de la tarde  le inventaba un almuerzo y si la llegada era a cualquier hora de la noche se le invitaba a comer, nos explicaba y enseñaba que "el que da, siempre tiene" y así era porque todo el que podía llegaba a casa con una jabita agradecida. El pan racionalizado para cuatro lo podía partir en partes innumerables, decía que todo se podía compartir. La vi hacer polvo caramelos para repartirlos como "buenos hermanos"!Y mi viejo! A papi lo cogió el "período especial" ya jubilado y con casi ochenta años, pero no se lamentó,  sencillamente se fue a trabajar al campo, se levantaba cada madrugada y volvía en la tarde cargado, repartiendo viandas desde la entrada de la calle "20 de mayo" a todo el que lo necesitaba, y a nuestro vecino, un alcóholico irremediable, que trabajaba poco y malgastaba su salario, pero que tenía mujer y dos hijos. A éste con reprimiendas pero también le llovía por la tapia algún que otro boniatico. En mi barrio nadie iba a morirse de hambre. Recuerdo días difíciles que a las diez de la noche empezaban a rumiarnos las tripas y sabíamos que hasta la mañana siguiente no tendríamos ni un pedazo de pan, pero salías a la acera y se te acercaba algún vecino. Este tenía una fruta, otro un limón, alguien había comprado azúcar de contrabando, aquel otro se brindaba para hacer un batido o una limonada y muchas veces a falta de limón resolvíamos con las hojas para una "tizana". Con hambre me acosté más veces a principios de salir de Cuba, abría el refrigerador y no poder compartir lo que mis ojos veían me atragantaba y ya no podía...
Tengo que contarles una anécdota que siempre al recordarla repito las emociones de ese día y tengo que reirme por lo graciosa e increíble, y casi llorar por lo emotiva. Había ido de visita por dos meses, hacíamos una fiesta de cumpleaños para mami que a la vez era mi despedida. Imaginen: la casa llena con el familión, teníamos preparada la comida, los postres, las bebidas y a esa hora nos damos cuenta que en casa sólo habían cuatro o cinco platos. Nos movilizamos por todas las tiendas y en ninguna vendían plato alguno, a última hora vemos que en un puesto de comidas rápidas en divisas recién inaugurado servían con platos desechables, entramos y hablo con la administradora, "imposible", no estaban a la venta y ella "no podía". Le explico de lo urgente y necesario y al momento se removió el "gen cubano" de que hablé, aquella gran mujer, muy bajita de estatura casi se cae de cabezas en el tanque de la basura y recogió todos los que encontró. Con la misma los fregó, por "si en casa no teníamos detergente"...  no supe su nombre, tan apurada estaba que sólo acerté a abrazarla entre lágrimas y risas. Su rostro se me ha ido desdibujando en estos más de diez años... Hoy digo que solidaridad es esa mujer, que no me conocía de nada y a la que no he vuelto a ver, de cabeza en la basura por ayudarnos. Pienso que pudo cogerlos del almacén, pero era "integralmente" buena, de esos van quedando menos, Si se extingue esa "raza" los últimos sobrevivientes serán cubanos.