En busca de salidas...

"...una vez me puse a pensar lo bonito que
sería que todos los cubanos nos fuésemos a la
orilla de la Isla y, con los remos en el agua, nos pusiéramos
a remar y  remar y nos lleváramos al país de paseo,
navegando por los mares y rompiendo el agua por la
proa de Maisí."
Onelio Jorge Cardoso
Tomado del cuento "Me gusta el mar"

!Qué bonito! Es una fantasía preciosa... ¿lo pueden visualizar? Yo sí... ¡Cuba entera paseando por el mundo, con tanta gente que nos quiere! Los primeros en salir a recibirla seríamos los que salimos antes, los que volamos en aviones, o los que salieron también remando en sus balsas, que estamos aquí y allá, en "todos los puertos", algunos inimaginables.
Pues ése de los cuentos de Cardoso fue uno de los libros que traje en este último viaje. Le echaba de menos a los cuentos de “El Cuentero mayor" y como me los sé casi de memoria abrí al azar y salió éste, justo cuando había leído un correo de una amiga que comenzó los trámites para la llamada "reunificación familiar" y estaba yo meditando muy triste sobre una realidad que me impactó por sobre casi todo lo demás: en todas las visitas que hice siempre salió en algún momento la historia del que está haciendo tal o cual papel para emigrar, buscando abuelos españoles (hasta los negros sueñan con un abuelo Federico) o parientes en cualquier nación.
Escuché sobre los descendientes de haitianos que ahora, orgullosamente, buscan las certificaciones de nacimiento de padres y abuelos para lograr la ciudadanía haitiana y al menos salir a Port au Prince a comprar ropa para revender en Cuba. Los que cuidaron de pequeño en Cuba a mi palestinito resultaron descendientes de judíos y se han ido a Israel. Los que no encuentran posibilidades de ese tipo pues a pedir misiones, adonde sea y después “ya veremos”... Los más desesperados siguen fabricando balsas de esas de las que tantas se ha tragado el mar.
Recordé ahora un chiste que desde hace mucho llevamos y traemos los cubanos, es el del chinito parado frente al malecón habanero que piensa en voz alta mientras mira al mar: "Si se secala", lo escucha algún agente del gobierno y le pregunta "¿que harías chinito si se secara el mar?" y él temeroso contesta: "chinito semblalía toíto de aloz". Yo creo que ahora el chinito y muchísimos cubanos saldrían disparados en todas direcciones, pero creo que si se sembrara, que si se le entregara hoy la isla a los cubanos para que la vivieran y trabajaran con más libertad, no querría nadie que se secara ese mar tan bonito y les gustaría, si su economía se lo permitiera, sólo salir de viaje, como cualquier otro ciudadano en el mundo, y luego volver a lo suyo.
Cuando los oía  y contrastaba lo feliz que me sentía  por el hecho de estar allí , con ellos, de lo diferente que te sabe hasta el aire porque es el que tuviste desde niña...Y sentirte con derecho a todo, aunque parezca que no tienes casi ninguno,  pero eres de allí, pueden estar  camuflageándotelos, pero  sientes que sí, que son tuyos. Y  lo que pasa cada día  te importa. No ocurre así cuando resides en país ajeno, puedes seguir sintiéndote muy digna como ser humano, pero pierdes el ser social, algo te falta para siempre, en esas otras tierras los problemas son de otros y te queda sólo sobrellevar tu vida y pensar en tu Isla y desearle cosas buenas. Quieres decir eso, y que afuera es difícil, pero te atragantas al pensar que tus hijos estan protegidos en un cómodo apartamento, que pueden escoger qué comer cada día. Les dices que piensen en otras soluciones, que el exilio es una salida difícil, que la cosa no es irse. Entonces te aparecen las "mil historias" que repiten palabras como:" lo intenté", "quise", "traté","probé",  y detrás los : "no pude", "no dejan", "no se puede", "no me alcanza", "no aguanto". Siempre perdía con mis argumentos, algunas veces ni los dije. Esta vez fue algo alarmante, me sorprendieron personas de las que nunca esperé oir hablar de emigración, gente que creí que nunca huirían.
Lo más triste es que a pesar de esa locura llamada Universalización de la universidad y que le permite a cualquier fronterizo licenciarse al doblar la esquina de su casa, porque hay sedes universitarias en municipios casi despoblados, no logran incentivar a jóvenes que ven en esos "títulos" impedimentos a la hora de salir del país, porque deben cumplir un servicio social o esperar una liberación de un ministro, o porque sencillamente, no ayuda un título en la lucha por la supervivencia de la Cuba de hoy. Un guardia de seguridad que pueda "resolver" es más admirado que un médico con su andar por pueblos y ciudades a ver si encuentra "algo" en algún mercado. La salida no es estudiar, ni es trabajar mucho, no pagan por rendimiento y casi nada es productivo: La salida es salir

1 comentario:

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